Pistas de actuación para propietarios y directivos en tiempos de coronavirus.

Pistas de actuación para propietarios y directivos en tiempos de coronavirus.

De la crisis financiera del 2008 hasta ahora, el legado que deja, con todo el cambio que se preconizó por distintos grupos, gurús, seguidistas y bienaventurados, ha sido más precariedad en los empleos que nunca, más concentración de la riqueza en personas, regiones y mundial, más insolidaridad entre países, más competencia entre bloques, una posible burbuja tecnológica ¿aplazada por el covid?, menos integración social, … mejor me detengo. La crisis actual, en su vertiente económica y laboral, que no financiera, cuenta con ingredientes muy distintos. En sí, va de salud y de priorización de valores: Se ha colocado en el centro el salvar vidas, por lo que la economía queda a renglón seguido. Es universal y con consciencia de humanidad. Si bien, su afectación es asimétrica, tanto demográfica como por impacto sectorial. Hará mucho daño en vidas, pero en porcentaje será menor en comparación a otras epidemias (eso parece), y nos pilla con un alto componente tecnológico, sanitario e investigador. Más recursos que nunca.

A falta de mayor perspectiva, podemos ya avanzar alguna percepción e hipótesis para la vuelta a la ‘normalidad’. Creo, en general las empresas en su conjunto han actuado de manera

rápida y casi todas de forma inteligente y en la línea correcta. Y sin un plan preconcebido o ¿alguien lo tenía contemplado? Cierto que siempre hay personajes que salen de la oscuridad y se aprovechan de ello, como los viejos estraperlistas o los vendedores de alcohol. Cada época cuenta con los suyos. De igual modo, la gente se ha adaptado y comportado de una manera ejemplar. También estoy seguro que a las vueltas, porque esto va de más de una, se verán diferencias. Al tiempo. Como propietarios y directivos lo importante es no perder de vista el lienzo lo más completo posible, pero actuar en lo micro, e influenciar en el resto que podamos.

La comunicación
Se dice que la primera víctima en una guerra es la verdad, máxima aplicable a cualquier crisis. La comunicación es un caballo importante de batalla donde ningún líder se la puede jugar. Alejemos el buenismo, el infantilismo, el simplismo, el paternalismo, el multimensaje, o mensajes demasiado manidos. Las personas esperan realismo, naturalidad y transparencia. Saben perdonar y olvidar según la forma en que te equivoques. El artificio déjalo para otra ocasión, así como el engaño, la ironía, la chanza; y comunícate de forma tranquila y llana, con una cierta autocrítica, tanto con los empleados que están en sus puestos como con los que momentáneamente hayan salido de la empresa. Cuando alguien muestra autosuficiencia, excesiva confianza, demasiado positivismo, a mí me escalda. Sencillamente desconfío. En momentos de incertidumbre, ¿quién cuenta con verdades como puños? No es esa la característica de un líder para estos tiempos. Son otras habilidades, competencias y variables las que han de ponerse en juego. Si hemos sido capaces de equilibrar el mensaje con la comunión, no lo estropeemos tras la depresión postcoital al regreso, donde no será hora de francotiradores, ni de cobrar viejas deudas ni de cambiar el estilo emprendido.

La agenda clara y la gestión de expectativas son otros elementos clave, con ello volvemos al realismo. De prometer nada, como mucho expresar deseos según el escenario que quede. Hemos de poner en práctica la virtud de la paciencia y ser cautos y precavidos, reaccionando adecuadamente a lo imprevisible, manejando con cuidado el bisturí de la agilidad y la rapidez versus la calma y la entereza, procurando en las cicatrices que queden la puntada sea muy fina.

Equipos y líderes
Estamos observando que los trabajadores están mostrando un espíritu modélico. La gente en general aporta incluso más de lo que nos pensábamos. En muchos casos se han empoderado de la situación de forma natural. Descubrimos que en los equipos surgen dinámicas más potentes de lo que imaginábamos, y que además funcionan sin nosotros. Lo que demandan es más confianza y más transparencia, menos gilipolleces de discutir por nimiedades y egos. Algunos miembros de los equipos han sabido curar heridas y viejas rencillas. Pues hagamos que permanezcan como viejas señales. Esta labor hemos de continuarla, manteniendo la memoria de estos momentos, la tensión olvidadiza de los rencores y resentimientos. No cortemos las alas a un proceso tal, si se ha producido en vuestras empresas, al contrario, aprovechar su fuerza, y que la demostración de talentos continúe. Lo contrario, implicará un retroceso a estadios de niños.

Liderar también implica manejar emociones, y estas se visten en cada persona de una forma, adoptan tanto la apatía, como la angustia, el exceso positivismo, e incluso pueden variar a lo largo de un mismo día. Cada persona vive la experiencia a su manera, de ahí que la empatía se consolide como esencial. No basta con dirigir las operaciones de manera superlativa, no basta con estar al día de las variaciones legales mareantes, ni mirar qué hacen otras empresas,… Hay que estar al lado de las personas, y tratarlas como personas. Los mandos, más que nunca, están para servir y mostrarse accesibles, no para salvar ni guiar mesiánicamente ni para el relumbrón. ¿Volveremos a las andadas no más esto pase? Empezar a vislumbrar cómo nos relacionaremos tras el confinamiento es un buen ejercicio.

Muchas personas han descubierto, a marchas forzadas, esto del teletrabajo, lo que implica seguir al pie del cañón, en un ejercicio de disciplina y manejo de situaciones desde la distancia. Las cosas se aprenden haciendo, y siempre hay un inicio. Ser capaces de organizar, continuar con proyectos, coordinarse, (auto)liderar, (auto)motivar, … es algo para celebrarlo. ¿Será positivo incorporar ese bagaje en las formas organizativas? La flexibilidad habrá que estudiarla caso a caso, al igual que el contar productividad versus tiempo, combinar presencia oficina y no, valorar lo que aporta cada posición-empleado, revisar algún proceso, etc. También hemos practicado tele formación. Ojo a las reuniones y otros eventos, que pueden dar un pequeño sorpasso a ámbitos de espacios y convenciones en un ahorro para las compañías y trabajadores (en detrimento, claro, de otros sectores). Explorar las nuevas capacidades adquiridas tendrá recorrido en el corto plazo.

Como líderes, además de empatía y flexibilidad, habremos de mostrar gratitud y compasión. No debemos olvidar el sacrificio ni los acontecimientos. No es aconsejable atribuirse posibles méritos. El bisbiseo en las empresas acabaría con muchos logros e iniciativas futuras.

La empresa
Algunas empresas han hecho deberes creativos e innovadores de calado. ¿Cuántos pensaban en la reconversión de plantas de envasado de colonia a geles, o en empresas industriales haciendo respiradores, o compañías de moda entrando en la confección de batas? Se ha producido, de manera espontánea, una explosión innovadora corporativa en sectores, mercados, productos y servicios que hasta la fecha les eran ajenos. La colaboración y el trabajo por el bien comunitario ha pasado por encima del individualismo y el trabajo per se. En días que equivalen a meses u años en situaciones normales, se han reconvertido estructuras para dar producto y/o servicio al problema sanitario. Al mismo tiempo que aguantan la cuenta de explotación, aparece algo tan humano como la sensación de utilidad social, refuerza el sentido de pertenencia, y ese empape solidario robustece su imagen y marca. Muchos grupos y personas han abierto miras más allá de los mercados actuales de sus compañías. así como me consta que otras están en ese proceso. A la vuelta, algunas industrias podrán añadir alguna otra línea de negocio, y esta tendencia es un camino que puede tener recorrido en reconversiones/ampliaciones próximas. De igual forma, la globalización en sí está repensando. ¿Cabe esperar un resurgimiento industrial nacional (ista)? No es descabellado empezar a contar con proveedores locales, y no todos en China, por ejemplo.

A la vuelta a la normalidad las coreografías de los grandes eventos sociales, publicitarios y maquetinianas habrán de reconfigurarse para tiempos inciertos. Algunas empresas se exponen demasiado en su actividad extra de solidaridad, caridad, lo que puede llevar a un postureo innecesario y vanidad no recomendable. De siempre la caridad es anónima, no mercantilista, y prolongar esa senda no se verá ya auténtico, palabra que cobra fuerza. Como organizaciones hemos de pensar a largo plazo, la visión no puede ser cortoplacista. El propósito hemos de establecerlo a mucho tiempo vista, y visiones dinámicas de jugar a ganar. Del mismo modo, las empresas deben reflexionar sobre sí mismas, pero también sobre cadenas de valor y en su incrustación social.

No seamos engreídos ni nos creamos únicos y los primeros. Los fenicios ya trasportaban virus de un lugar a otro, o en Mesopotamia, la civilización se dice más antigua (en discusión ahora con los chinos), ya circulaban por sus calles babilónicas sin ningún complejo. Existen jeroglíficos en Egipto que muestran la polio, y un largo etc. O sea, la humanidad seguirá viva y coleando tras esto, y producirá relatos y películas donde el héroe salva el mundo mientras detonas angustiado hasta el final la carga de palomitas. Confianza es lo primero. También pronto será un recuerdo y nota significativa en los textos, para quien los lea. Un instante y habrás olvidado todo, otro instante y todos te habrán olvidado (Marco Aurelio). No comamos tan pronto el fruto del loto, esto volverá a pasar.

 

Vila-seca, 11.04.2020.

Publicado en Diari de Tarragona 17 de abril/2020 (resumido)