LA PASIÓN y EL PLACER 1/2

LA PASIÓN y EL PLACER 1/2

Ferrán Adrià dice que es difícil acostumbrar a un trabajador a la idea de que, como parte de la empresa, debe transmitir entusiasmo, superación. A su juicio, ése es uno de los retos de las organizaciones actuales; y se pregunta, ¿cómo transferir la pasión del propietario o del director al empleado?, y se responde: el líder de una empresa debe dar buen ejemplo.
Parece que presenta cierto atractivo esto de buscar la inspiración e ilusionar a los trabajadores, son ya este año unas pocas empresas las que nos han pedido hacer alguna acción con este leitmotiv. En el fondo es emocionar a las personas, encantarlas y que desplieguen toda su pasión en el trabajo, o sea, que dejen ahí su mejor yo, y que lo hagan con entusiasmo. ¡Casi nada!

Ante qué hacer para que la gente se apegue a nuestros valores, pasiones,…; una respuesta puede ser: nada, y añadir: lo primero y lo mejor es contratar a quien ya tiene esa predisposición. Si bien, luego vamos y contratamos a personas insípidas. ¿Cómo vamos a perder tiempo en buscar a personas con características pasionales? Es simple; la pasión responde a la pregunta: ¿estoy haciendo lo que me gusta, lo que quiero realmente?; si la respuesta es no, queda el teatro de mentir y aguantar ya que la situación es complicada, y de huir en el momento en que se presenta algo en nuestra línea; y en la empresa entonces pasan cosas, si es que no se había enterado.

Es sencillo compartir la solución de Adrià, porque un manager siempre ha de ser ejemplo en todo. Ahora bien, inspirar a los trabajadores una actitud pasional lo opongo a buscar personas ya pasionales en sí, si el puesto lo requiere, y después trabajar en que las estructuras de la empresa no lo corrompan; podemos buscar que recarguen baterías, pero son las personas quienes se apropian y lo exigen. Las organizaciones se duermen si no se les da oportunidad a los pasionales, y si los líderes no dejan espacios ni facilitan conexiones.

La pasión entra por los sentidos y por los sentimientos, se trata de una emoción y es como un torbellino. Al contrario del placer, que siempre es agradable, la pasión hace sufrir en muchas de sus manifestaciones (verbo en latín: patior, sufrir o sentir). Claro, está bien que las empresas jueguen en el terreno pasional, pero no desdeñemos el del placer.

Son muchos los directivos que buscan ejemplos de pasión, superación, implicación, y seguro que mirando en círculos cercanos todos encontramos alguno.

La emoción llega también con los colores y la luz, sublevan en determinadas condiciones y circunstancias. Tal puede ser el caso de Miguel Ángel González Febrero, pintor, con una más que respetable trayectoria, http://www.elimaginariodefebrero.es/. Ahora su taller es una habitación cuadricular de una residencia para discapacitados y dependientes. En 2003 sufrió un ictus que le ha anclado a una silla de ruedas. Con una discapacidad del 90% necesita ayuda para casi todo. Una persona con un talento y una obra enorme a la que el mundo se le detuvo en un momento, y que con su voluntad ha recuperado otro mundo.

El pasado mes fui a visitarle y le descubrí sonriendo, reposado en su silla de ruedas como los grandes guerreros. Pasé con él una mañana que se me hizo excesivamente corta. El reencuentro se llenó de sueños y una nueva educación de los colores y del mirar para poder ver. Su pequeño taller en una elección cromática anaranjada, amarilla, verdes, algún azul, cuadros apoyados en el suelo o sobre la mesa o caballetes; todo lleno de trazos con fuerza, vigor y luz diferente.

La adversidad no es más que una nota, donde miras el pasado sin rencor, y te otorga deseos de nuevas conquistas, nuevas posibilidades y disfrutes. La adversidad encuentra su camino hacia el placer. ¿Es más potente la pasión que el talento?

Vi en él la alegría, la energía y el coraje. Esto te destroza y anima de forma simultánea. Sin apenas hablar verbalmente, porque no puede, su mano izquierda temblorosa dibuja en el aire un espíritu de disfrute, y unos pinceles cobrando vida de una paleta multicolor y multiluz, ¿cómo lo haces, querido amigo?; y oculto tras ellos, la emoción casi abstracta, un mundo mago de sensaciones. El aprendizaje penetra por los sentidos con otra textura, pero el arte en este extremo te lleva a la conmoción, al embelesamiento, a una enajenación transitoria de la que sales creyente. Ves en el descalabro el tesón por un trabajo diario donde el talento lucha en su restricción y se impone con voluntad en un desafío a la gravedad. Voluntad activa buscando el impulso que le deniega el cuerpo. La pasión y el espíritu vienen a él en una extraña comulgación comunicativa. Una pasión sufrida transitando en un disfrute ajeno a interpretaciones, trasciende y contagia.
Es la pasión, sí; pero más aún el deseo de sobrevivir, el amor por no despreciar un talento, su deseo de vincularse / sociabilizarse; es el placer y el goce; el desprendimiento y la generosidad.

Gracias Miguel Ángel.

Publicado en Indicador de Economía, junio 2014