Los difíciles equilibrios en la empresa familiar
En noviembre del año pasado un empresario me llama porque entiende que en su Organización se debería hacer un proceso de Calidad Total o Reingeniería, él exactamente no sabe lo que es pero le han hablado de ello unos proveedores y cree que con eso su rentabilidad y su clima mejorará. A lo largo de la conversación van sucediéndose diversos temas, hasta que chocamos con que su padre y su madre trabajan en el negocio y él no sabe exactamente cómo afrontar las situaciones tensas y conflictivas que genera sobre todo su madre en el entorno laboral.
-Es que se trata de mi madre, me comenta en una voz que encubre todo atisbo de enfrentarse a la situación.
Naturalmente el proyecto primero para el que me convoca no tenía cabida (de momento no tiene cabida), pero sí otro más acuciante, las situaciones que se generan en las empresas de corte familiar y los, a veces difíciles, equilibrios a que se ven expuestos los miembros de una familia empresaria entre compaginar los distintos roles de padre, hermano, gerente, propietario, … Esto nos recuerda una anécdota muy conocida –vamos a simplificarla- del padre que tenía tres hijos trabajando en el negocio y un día se encuentra con un Jefe de Área muy cualificado el cual estaba realmente cabreado y le pregunta que qué le pasaba. Este le contesta que su intención es marcharse de la empresa ya que no aguanta más a su hijo pequeño, y con todo lujo de detalles va desgranando las actuaciones, comportamientos, … de su hijo. El padre busca más información y todo el mundo se sincera en la misma línea; se siente consternado, sopesa su actuación para con el hijo, quizás no le haya dado el soporte adecuado o se haya despreocupado. Por la noche, después de cenar le pide a su hijo que se quede con él a solas porque han de comentar algo muy importante.
Es posible que ese hijo pequeño piense que le va a promover dentro de la empresa, de igual modo que están sus otros hermanos, además cree que ya es hora. El padre le comenta que tiene tres sombreros, uno de propietario del negocio, otro de gerente de la empresa y un tercero de padre. Elige colocarse el sombrero de gerente y le explica de lo que se ha enterado, le habla de su bajo nivel de rendimiento, de su actitud frente a las personas, etc. , al final le espeta:
-Mire usted, en base a esta conversación me veo obligado a despedirle, puede pasar mañana por la mañana a recoger su finiquito.
El trabajador-hijo no sabe cómo afrontar esta situación, le ha cogido totalmente fuera de juego y se queda callado. Su gerente-padre continúa hablando.
-Ahora, me pondré este otro sombrero y soy tu padre –le dice, y el chico se siente aliviado, porque es cierto, no dejaba de ser su padre-. Hijo, me he enterado que te han despedido, ¿qué puedo hacer por ti?
La anécdota es tremendamente esclarecedora y guarda en sí un didactismo curioso. No obstante, en estas breves líneas resulta imposible resumir la complejidad de las situaciones familia-empresa, pero sin duda alguna el Mercado (que es quien manda en los productos y servicios) no hace distinciones entre empresa familiar o no, por ello este tipo de organización se ha de preparar en más ámbitos, si cabe, que una empresa normal, ya que reúne una serie de características que la hacen peculiar, muy peculiar. No olvidemos que los problemas familiares pueden ser destructivos para la organización empresa.
Déjenme dar varias pistas: La calidad en las relaciones familiares son una clave del éxito o del fracaso de la misma. Las familias poderosas son aquellas que manejan sus conflictos de forma positiva, que se adelantan a los mismos, que poseen un alto grado de compromiso, y donde el tiempo compartido y la comunicación franca y leal determinan su proyección de futuro.
Dado que la capacidad última de lo que ocurre en la empresa está en la familia, se hace necesario crear/diseñar un sistema de participación y gobierno que eduque a los miembros de la familia, de ahí que no solamente hayamos de estructurar un plan estratégico de empresa (esto seguro), sino también un plan estratégico familiar que defina unas políticas claras para manejar las relaciones con la empresa y determinar tanto las responsabilidades como los derechos de sus miembros. No basta con realizar (que también) una correcta planificación fiscal, legalista, patrimonial, antes que todo ello debemos situar la planificación de nuestra gestión del negocio y de la familia.
La buena noticia es que no es necesario despedir a la madre de ese empresario que comentábamos al principio para la tranquilidad de un negocio y la fractura emocional de una familia. La buena noticia es que existen herramientas adecuadas para trabajar estos temas y que son de utilización tanto por empresas grandes como por las pequeñas o medianas. Que este: ¿qué puedo hacer por ti, hijo? se convierta en un qué puedo hacer hoy para que mañana no pasen determinadas situaciones, o sea cómo visualizamos todos en conjunto nuestro futuro. Y esta es una vía en la que debemos profundizar con calma.
Publicado en Diari de Tarragona, suplemento Economía y Negocios, 24.06.2001